martes, 30 de marzo de 2010

AGUA. VÍCTOR GONZÁLEZ

Aunque es incolora, inodora e insípida, sorprendentemente resulta imprescindible en la cocina. Esto que por obvio puede parecer una perogrullada, no lo es. Por ejemplo en la cocina inglesa el agua resulta insustituible, ya que sin ella no se podría ni cocer el huevo ni hacer el té. Los habitantes de otros países con otras cocinas menos refinadas que la británica y en las que se utilizan más ingredientes, le dan más usos, casi todos buenos.

En nuestro mundo todo depende del agua. Nosotros mismos parece ser que algún día lejano salimos de ella, y aun hoy un porcentaje considerable de nuestro cuerpo es agua. El agua se presenta en la naturaleza bajo tres formas igualmente sorprendentes: como un gas, en forma de vapor; como un sólido, en forma de hielo; y como un líquido.

El agua se mezcla con diversas sustancias y se obtienen otras sustancias nuevas igualmente maravillosas como el agua de azahar, el agua de cebada, el agua de anís o el agua de la aurora. Esta última con razón se llama así, pues se hace añadiéndole al agua leche de almendras, canela y azúcar. El aguamiel, una bebida mítica y maravillosa, no es más que miel disuelta en agua. ¿No es esto de una sencillez y elegancia extraordinarias? El agua de la vida o aqua vitae que buscaban con tesón los alquimistas nunca pudo encontrarse, aunque algunos afamados dipsómanos creyeron hallarla en otros líquidos.

Pero este elemento también puede resultar letal como pudo comprobar Almanzor en el año 997 en Santiago de Compostela. Tras arrasar la ciudad, el caudillo árabe dio de beber a su caballo el agua de la pila bautismal que hay en la puerta de Platerías y por este sacrilegio el noble bruto fue castigado por el cielo y cayó muerto en el acto. Esto demuestra una vez más el increíble poder de Dios y cómo el Supremo Hacedor está a la que salta. Más claro, agua. Actualmente en la plaza de Platerías hay una famosa fuente con caballos que conmemora aquel suceso. Puede verla cualquier turista que pase por Santiago, y de hecho la mayoría de los peregrinos suelen hacerse una foto delante de ella. Eso sí, yo nunca he visto a nadie bebiendo allí... por si acaso.
PUBLICADO POR VÍCTOR GONZÁLEZ EN 22:15

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