martes, 20 de abril de 2010

Cinco años sin los jóvenes de Oñati



Madres sin hijos


Cinco años sin los jóvenes de Oñati

Se cumple el V Aniversario de la muerte de cuatro jóvenes de Oñati en la carretera GI-2036. Era la una de la tarde y volvían de la universidad de Mondragón.
Habían pasado 3 días de la muerte de Helena y 2 desde que habíamos cubierto su cuerpo con un verde manto de hierba. Creo que en entonces no me enteré de esa noticia. El mundo no existía para mí en ese momento. Hoy, cuando he ido a mi archivo de fallecidos, esta noticia no estaba: comencé en Agosto de ese año a hacer mi macabra recopilación.
Pero, entre las cosas para las que no encuentro explicación, el pasado día 18, el Diario Vasco publicaba un artículo titulado "Cuando la vida se rompe", donde tres madres hablaban de cómo han aprendido a vivir sin sus hijos.
De esas tres madres, una de ellas, Pili, es la madre de uno de estos jóvenes de Oñati. Así conocí de este aniversario tan cercano al de Helena.
Y, desafortunadamente, el país vasco sigue estando de actualidad en el tema de las muertes de jóvenes en la carretera.
Eran cuatro jóvenes que apenas habían comenzado a vivir: sus edades oscilaban entre 20, 22 y 25 años. Ese año, junto con Helena, aumentaron la estadística de la muerte de los jóvenes menores de 25 años, y engrosaron el número total de, 3.332 muertos.
Otro día traeré el artículo hasta aquí. Hoy lo que traigo es solidaridad, y nunca tan cercana, porque esos padres, igual que yo, en un día cruel de sol en primavera, perdieron a sus hijos y con ellos sueños, objetivos, futuro y algo de luz.
Telarañas cuelgan de la razón
En un paisaje de ceniza absorta;
Ha pasado el huracán del amor,
Ya ningún pájaro queda.

Tampoco ninguna hoja,
Todas van lejos, como gotas de agua
De un mar cuando se seca,
cuando no hay ya lágrimas bastantes,
porque alguien, cruel como un día de sol en primavera,
con su sola presencia ha dividido en dos un cuerpo.

Ahora hace falta recoger los trozos de prudencia,
Aunque siempre nos falte alguno;
Recoger la vida vacía
Y caminar esperando que lentamente se llene,
Si es posible, otra vez, como antes,
De sueños desconocidos y deseos invisibles.

“La Realidad y el Deseo” Luis Cernuda.
Se me olvidaba decir que otra de las madres del artículo soy yo.
Mi dolor es el vuestro.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

Publicado martes, 20 de abril de 2010 8:07 por FZ_madredHelena
Archivado en: Aniversario.Conmemoración,Madres sin hijos,Muertes en carretera

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