viernes, 25 de mayo de 2012

JOSÉ DE AZPIAZU

Oñati y Suiza unidos por la guitarra


MAÑANA SE CUMPLEN CIEN AÑOS DEL NACIMIENTO DEL GENIAL MÚSICO Y GUITARRISTA OÑATIARRA JOSÉ DE AZPIAZU

(A. D)
 
EL 31 de diciembre de 1986 un periódico suizo, Tribune de Genève, publicaba un artículo sobre el reconocido guitarrista oñatiarra José de Azpiazu. Cuatro días antes había fallecido y con él, según afirmaba el autor de la noticia, desaparecía "una figura importante de la vida musical ginebrina". Junto con sus conciertos, que le brindaron fama y popularidad en toda Europa, Azpiazu era conocido por la edición de una enorme cantidad de partituras de guitarra: transcripciones de obras célebres, recuperación de piezas olvidadas, inéditas... Su nombre traspasó fronteras y dejó un importante legado. Mañana se cumplen cien años del nacimiento del artista, uno de los músicos más grandes que ha dado Oñati. Un pionero para su época.



"De José de Azpiazu aprendí a disfrutar de la música, a adentrarme en el mundo de la guitarra clásica y hacer transcripciones. Me transmitió su forma de trabajar", explica el oñatiarra Xabier Ugarte, gran conocedor del maestro que voló de su localidad natal a tierras suizas. No en vano, fue su discípulo. "En una de las visitas de Azpiazu en verano a Oñati, mi padre, que le conocía desde la infancia y tras verme a mi tocar la guitarra -militaba en un grupo de rock-, pescó unos eskailus, los preparó y me dijo que se los llevara a José. A partir de ahí empecé a tener relación con él hasta su fallecimiento. Me mandaba partituras por carta (aún conserva las misivas) e, incluso, estuve en Suiza donde me acogió como a un hijo", detalla el también guitarrista, Xabier Ugarte.



José de Azpiazu nació el 26 de mayo de 1912. A los seis años empezó a cantar en el coro de la parroquia. Su tío, Ángel Iriarte, que era director de la banda, tenía una guitarra en casa y le enseñó algunos acordes. No tardó en forjar su andadura autodidacta en la técnica de este instrumento, solfeo, armonía y composición, mientras que simultáneamente cursaba los estudios de Bellas Artes en Donostia, donde trabó amistad con el guitarrista Sánchez Granada.



"Fue secretario del PNV del Batzoki de Oñati. El bombardeo de Gernika, durante la Guerra Civil, lo vio horrorizado desde lo alto de un monte. Al llegar a Bilbao cayó prisionero en manos de los italianos y pasó dos años en la cárcel de Martutene", recuerda el historiador y familiar del protagonista de este reportaje, José Antonio Azpiazu, en la biografía que escribió sobre este personaje y que fue editada en el año 2000 por la asociación Airean-Euskal Herriko Gitarra elkartea.



Tras quedar en libertad, se dedicó al oficio de pintor y en el tiempo libre ofreció conciertos en Bilbao, Santander, Donostia y otros puntos del territorio guipuzcoano. "Para entonces había comenzado a componer y a hacer transcripciones, utilizando un sistema de heliografía -ácidos revelados al sol-. Estas partituras llegaron a manos de aficionados de todo el mundo", precisa José Antonio Azpiazu, que, en 1963, cuando estudiaba Filosofía en Roma, asistió a un concierto del afamado guitarrista oñatiarra, primo carnal de su padre.



SEGUNDA CÁTEDRA DE GUITARRA



A nivel mundial



En 1950, Azpiazu partió rumbo a Suiza tras recibir una propuesta de un conjunto de música antigua, La Menestrandie, para tomar parte en Radio Ginebra. El contrato radiofónico terminó, pero entonces ya tenía amistad con el hijo del famoso guitarrista andaluz, Andrés Segovia. Delante de este último pasó una tarde entera tocando y quedó tan maravillado que le recomendó al músico y director del Conservatorio de Ginebra, Henri Gagnebin, que "tuvo la osadía de poner en marcha la segunda cátedra de guitarra en el mundo, después de la de Madrid", comenta Ugarte.



"Ante la estupefacción de la familia, y seguramente de sus amigos -en aquellos años la mentalidad de la sociedad oñatiarra era tradicionalista-, convenció a su mujer para traspasar la empresa de decoración donde José trabajaba y la perfumería-droguería que ella llevaba para, con ese dinero, establecerse en Ginebra y desempeñar el puesto de profesor de guitarra en el Conservatorio", añade Ugarte.



Ahí arrancó una "fulgurante" etapa de conciertos por toda Europa, cursos, emisiones en radio, televisión... Acompañó con su guitarra a la famosa cantante de color Fanny Jones, colaboró con la actriz, en aquella ocasión poetisa, María Casares (en 1954), y con la gran soprano zaragozana Pilar Lorengar (en mayo de 1960 en Alemania). Además, al veterano rockero francés Johhny Hallyday le dio clases "y le expulsó por mal alumno", rememora José Antonio Azpiazu.



LA MUSIKA ESKOLA LLEVA SU NOMBRE



Donación de su hija Lupe



"Su aportación principal a la guitarra ha sido la de transcriptor. En eso ha sido un auténtico profesional. Hay que destacar igualmente su gran faceta pedagógica y de investigación en bibliotecas. En este último campo, con las copias en microfilm que le permitían trabajar en casa y gracias a una inmensa labor editorial, dio a conocer una infinidad de obras desconocidas u olvidadas. En cuanto a sus composiciones, la mayoría eran al estilo de..., en homenaje a...", indica Ugarte. "Era un teórico de la guitarra tremendo, un gran músico teniendo en cuenta todas estas facetas", agrega José Antonio Azpiazu.



No hay que olvidar que en 1950 solo dos aficionados tocaban este instrumento en Ginebra. "Como lo confirman los numerosos artículos de prensa, material de programas y carteles, José tocó en todos los lugares donde le llamaban y gracias al gran nivel de cultura musical de esa villa, sacó a la guitarra de la pobre reputación que tenía en aquel tiempo", manifiesta Ugarte.



Azpiazu se hizo un hombre importante. Creció musicalmente en Suiza. De hecho, la práctica totalidad de lo publicado por él constituye una parte "muy apreciable" del patrimonio de la Biblioteca Nacional Suiza, de Berna.



¿Y en el pueblo que le vio nacer?. ¿Qué poso ha dejado? Oñati custodia, en su iglesia de los Agustinos, la bibliografía de sus partituras que donó su hija Lupe, que ha seguido la estela musical de su padre en Suiza. Todo ello sin pasar por alto que la musika eskola lleva el nombre del gran artista oñatiarra.



Ahora, el centenario de su nacimiento permite ensalzar a una figura íntimamente ligada a la guitarra clásica. Oñati ha tenido un maestro y estudioso en estos lares, de gran reconocimiento, que también merecerá ser recordado por quienes no han tenido constancia de su trabajo.

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