sábado, 2 de junio de 2012

Oñati y su manjar divino




EL MUNICIPIO CONTARÁ CON UN CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL CHOCOLATE QUE DIVULGARÁ LA RICA TRADICIÓN LOCAL

ANABEL DOMINGUEZ - Sábado, 2 de Junio de 2012 - Actualizado a las 05:26h


Azpiazu, que tiene todo el material preparado para el 'museo', explica el proceso de tratamiento del grano del cacao utilizando un metate. (A.D.)
 NEGRO, blanco, con leche, con almendras, en tableta, en taza, antes de comer, de postre... No importa cómo y cuándo, ni siquiera hay un porqué. El chocolate es uno de los grandes placeres de la vida. Y si no, que se lo pregunten a Antón Azpiazu: todo un conocedor de los entresijos que encierra esta tentadora delicia de la gastronomía que tiene su origen en el árbol del cacao.




La locura chocolatera de Azpiazu no podría entenderse fuera de un contexto histórico como el de Oñati. Un municipio profundamente ligado al denominado manjar de los dioses. "Hace ya muchos años que me entró el gusanillo del chocolate y todavía no he salido de él", asegura sonriente este incansable oñatiarra que durante 42 años trabajó en la empresa Zahor, ahora Natra.



Fruto de un gran empeño y desbordante ilusión, durante años Azpiazu indagó en archivos para profundizar en la historia local del chocolate -uno de los motores del municipio el siglo pasado-, que trajo consigo la publicación en 2007 del libro La amargura del cacao y la magia del chocolate en Oñati.



En mayo de 2008, la cofradía de chocolateros Klaxk, de la cual Azpiazu es el alma máter, se embarcó en la aventura empresarial de abrir una chocolatería en el número 16 de Kalebarria. Pero aún faltaba poner la guinda a un plan mucho más ambicioso, que desde sus inicios ha perseguido la creación de un centro de interpretación que difunda las características del chocolate y su rica tradición en la villa oñatiarra como pieza destacada de su patrimonio etnológico. Sin olvidar que su puesta en marcha sería otro ingrediente más de la oferta turística de la localidad.



Este museo que desde hace tiempo vienen reivindicando los miembros de Klaxk y, en especial, Azpiazu, va a ser una realidad. La iniciativa cuenta con el visto bueno del Consistorio. "Desde el Ayuntamiento nos pusimos en contacto con la cofradía y hemos celebrado varias reuniones para ir concretando el proyecto", explica el alcalde, Mikel Biain. "Klaxk cuenta con mucho material y, lo más importante, tiene un gran conocimiento y experiencia en este mundo de la mano de auténticos apasionados como puede ser Antón Azpiazu", señala el primer edil.



Biain informa, asimismo, de que están estudiando un "par de opciones" para ubicar este espacio expositivo. "Al tratarse de un aspecto íntimamente ligado a la historia de Oñati, sería interesante que los turistas y visitantes tengan la opción de visitarlo. Por ello, es conveniente que se emplace en un local de la zona céntrica del pueblo", indica el alcalde, a la vez que insiste en que harán todo lo que esté en sus manos para que el proyecto vea la luz "en el menor tiempo posible y, por supuesto, en esta legislatura".



"Para mí va a ser un sueño cumplido", afirma Azpiazu. "La chocolatería fue algo intermedio. El pasado 9 de mayo, al terminarse el contrato de alquiler del local, iba a cerrarla al ver que no se había dado ningún paso para llevar a cabo el proyecto museográfico", recuerda.



Sin embargo, cuando estaba a "punto de arrojar la toalla", las tornas se dieron la vuelta. "El alcalde vino a verme, le expliqué la iniciativa y van a apostar por ella. Así que estoy muy contento", dice Azpiazu. "El centro de interpretación va a ser una ventana para enseñar a la gente que viene de fuera y a los oñatiarras cómo se hace el producto, además de mantener viva la tradición chocolatera de Oñati", añade.



EL PROCESO DE ELABORACIÓN



La tradición local



Azpiazu tiene todo el material que dará forma al futuro espacio expositivo guardado como un tesoro. La idea es que el público se valga de sus cinco sentidos para oler, tocar, oír y saborear el llamado alimento de los dioses a través de un recorrido visual por la historia y el proceso de elaboración de este producto.



Para ambientar la sala se reconstruirá un molino de piedra con las piezas que Azpiazu ha conservado de antiguas empresas oñatiarras, junto con tostadores, morteros y cribas. También se exhibirán, entre otras cosas, envueltas de mediados del siglo XX de las últimas siete fábricas de chocolate en Oñati (ideadas por Azpiazu), una maqueta de un galeón del XVI, grabados, fotos y chocolateras de distintas épocas.



"En Oñati primero hubo unos 36 sitios donde se hacía chocolate con metates. Luego, entre 1850 y 1930, se utilizó una especie de tahona o molino de sangre, hasta que irrumpe la electricidad y siete empresas se dedican a esta actividad: Maiztegui, Orbea, Loyola, Onena, Garaicoechea, Guereca y Zahor (Natra); esta última fue la única que siguió adelante", precisa Azpiazu.



El centro de interpretación no requerirá "grandes inversiones", sino un "local céntrico" cuyo alquiler asumirá el Consistorio. Estará gestionado por la Agencia de Turismo y Desarrollo, y Klaxk se encargará de la parte de la tienda.



"El chocolate tiene magia", asevera Azpiazu. Este oñatiarra lo vive. Se entrega. No en vano comparte su conocimiento, de un modo didáctico, con escolares y otros colectivos por medio de charlas o catas.



Desde la mazorca de cacao hasta elaborar el producto final, Azpiazu muestra a la que suscribe estas líneas todo el saber que acumula tras tantos años de estudio del chocolate. Lo hace con todo detalle y dejando a su oyente con un buen regalo para el olfato y un mejor sabor de boca.

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